El Ministerio de Hacienda quiere aumentar la cantidad de bebidas alcohólicas libres de impuestos que pueden transportar y vender en sus viajes internacionales los cruceros turísticos. Para ello, el Departamento que dirige María Jesús Montero prepara una orden ministerial que agilice los engorrosos trámites burocráticos a los que se enfrenta la industria naviera y sus empresas. Todo parte de la normativa vigente, la cual establece una serie de restricciones generales para los sectores marítimos y aéreos que se acogen a las exenciones tributarias de ciertos avituallamientos, tales como el alcohol y el tabaco. Como es lógico, no es lo mismo llenar las despensas de un avión comercial o de un ferry que transporta a unos cientos de pasajeros durante un día que las de un crucero vacacional con miles de personas durante una semana. Es este problema el que Hacienda pretende solucionar.
La entrada en vigor de la actual orden se produjo en septiembre de 2021, “en plena recuperación del sector turístico tras la pandemia de la covid-19″, explica Hacienda en un documento sometido ayer al trámite de la consulta pública. Desde entonces, “se han ido detectando algunas dificultades de aplicación en el sector concreto de los cruceros turísticos”. Estas se derivan de la propia idiosincrasia de este tipo de viajes, explican.
Los cruceros turísticos tienen unas características propias —por transportar a personas y en un contexto de ocio— diferentes a otros tipos de embarcaciones que transportan a personas o mercancías. Además, el número de pasajeros y tripulantes excede en buena medida a los embarcados en buques mercantes y en barcos de transporte marítimo. Por ello, apunta Hacienda, “se hace necesario establecer en la actual norma aquellos cambios o modificaciones que permitan una regulación más ágil y adaptada a la realidad de este sector, de creciente importancia en los puertos españoles”.
El texto, de hecho, se somete a consulta pública precisamente para sondear a los afectados y buscar alternativas, con el objetivo “de elevar la cantidad máxima de bebidas alcohólicas con que podrán ser avituallados, con exención del impuesto, los cruceros turísticos”. En el caso de las labores del tabaco, y “dado el elevado riesgo fiscal de este tipo de productos y las actuales políticas públicas de lucha contra el tabaquismo”, Hacienda ha decidido mantener los límites actuales.
La orden ministerial que entró en vigor el 4 de junio de 2021 establecía límites para el aprovisionamiento de alcohol en el transporte marítimo y aéreo, sin hacer distinciones por tamaño o por propósito del viaje. El objetivo era evitar el contrabando o la economía sumergida, ya que esas compras estaban exentas del pago de impuestos. Ningún avión o barco podía llevar en su interior más de un decilitro de bebidas derivadas (aguardientes, licores y bebidas espirituosas) por persona y día de trayecto previsto, dos decilitros de productos intermedios (vinos de Jerez o de Oporto, mistelas, vinos dulces o vermut) y un litro de cerveza o de vino. Un techo más que admisible, tal y como reconoce un directivo de una naviera extranjera, para un vuelo de dos horas para 200 personas o para un ferry de 400 personas, cuyo único objetivo es trasladar pasajeros de un destino a otro. Pero ese límite es inasumible para una compañía crucerista que embarca al mismo tiempo en un puerto español a 4.000 0 5.000 pasajeros, cuyo principal propósito es de ocio a lo largo de las 24 horas del día.
Estos límites obligaban a las cruceristas a volver a aprovisionarse de alcohol en los siguientes destinos donde atracaran tras partir de un puerto español, forzándoles a cambiar el modelo tradicional de la cadena de suministro. Ese directivo asegura que el sistema más frecuente utilizado por las grandes navieras es llenar las bodegas de los buques dos veces al año, coincidiendo con el inicio de la temporada alta o baja. Esas limitaciones en España provocaron que las grandes compañías optaran masivamente por aprovisionarse de alcohol en Italia, dónde no existían límites, lo que ha llevado a que los puertos italianos sumen el 80% de las provisiones de los cruceros que navegan todo el año por el Mediterráneo.
Esa pérdida de cuota frente a Italia en la provisión de bebidas alcohólicas también provocó la protesta de los fabricantes españoles (no solo los de alcohol, sino también los de alimentos), que llevaban ya varios años reclamando un papel más relevante en la creciente industria de los cruceros en España. Un informe elaborado por el Gabinete de Estudios Económicos de la Cámara de Comercio de Barcelona a petición de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA), Mercabarna y el Puerto de Barcelona, presentado a mediados del pasado mes de abril, incidía en esa idea. La principal conclusión del estudio establecía que las empresas agroalimentarias catalanas podrían llegar a multiplicar por más de 13 su facturación a las navieras de cruceros siempre y cuando se eliminaran esos límites, se mejorara la comunicación con los gigantes europeos como MSC Cruceros o Costa Cruceros y se incrementara el posicionamiento entre el tejido comercial para adaptarse a las condiciones particulares del suministro de cruceros. Si se cumplieran esas tres premisas, la cifra de negocio pasaría de 5,2 a 71 millones de euros al año y la cuota de mercado en Europa avanzaría del 1,1% al 14,5% del total.
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