Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar su experiencia y para mostrar anuncios (si los hay). Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros como Google Adsense, Google Analytics, Youtube. Al utilizar el sitio web, usted acepta el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de Privacidad. Haga clic en el botón para consultar nuestra Política de privacidad.

Inflamación crónica: causas y síntomas

https://www.misistemainmune.es/wp-content/uploads/2024/03/AdobeStock_482933509-768x512.jpeg

¿Qué es la inflamación crónica?

La inflamación es un proceso biológico natural del organismo que juega un papel crucial en la defensa contra infecciones, lesiones y agentes patógenos. Sin embargo, cuando este proceso se prolonga en el tiempo o se activa sin una amenaza real, hablamos de inflamación crónica, que puede resultar perjudicial para la salud.

Procesos de la inflamación prolongada

La inflamación crónica se inicia cuando el sistema inmunológico falla en su intento de resolver una agresión. A medida que las células inmunitarias continúan detectando amenazas, responden secretando moléculas inflamatorias como las citoquinas. Este estado de vigilancia continua puede dañar tejidos sanos y dar lugar a diversas patologías.

La inflamación crónica puede deberse a múltiples causas, entre ellas:

  • Trastornos autoinmunes como la artritis reumatoide, en los que el cuerpo ataca sus propias células.
  • Infecciones crónicas causadas por virus y bacterias que el organismo no logra eliminar por completo.
  • Exposición duradera a sustancias irritantes, como el humo del cigarrillo o la contaminación ambiental.
  • Sobrespeso y dieta con alto contenido de grasas saturadas y azúcares refinados, que fomentan un estado de inflamación.

Efecto sobre la salud

La inflamación persistente se relaciona con una amplia variedad de enfermedades. Las más comunes incluyen:

  • Enfermedades cardiovasculares: La inflamación puede contribuir al desarrollo de arteriosclerosis, acelerando el daño de las paredes arteriales.
  • Diabetes tipo 2: Un estado inflamatorio puede alterar la resistencia a la insulina y dificultar la regulación del azúcar en sangre.
  • Cáncer: La inflamación puede favorecer un entorno propicio para el crecimiento tumoral al suministrar factores que promueven la proliferación celular.
  • Enfermedades neurodegenerativas: Se cree que la inflamación crónica del sistema nervioso central juega un papel significativo en condiciones como el Alzheimer y el Parkinson.

Evitar y tratar

Abordar la inflamación persistente demanda un enfoque holístico que contemple tanto tratamientos médicos como modificaciones en el modo de vida. Entre las prácticas más efectivas se encuentran:

  • Nutrición contra la inflamación: Incluir alimentos que contengan ácidos grasos omega-3, antioxidantes y fibras, presentes en frutas, verduras, pescados grasos y nueces.
  • Actividad física constante: Mantenerse activo de manera regular puede contribuir a la disminución de los indicadores de inflamación.
  • Gestión del peso: La reducción de peso en personas con sobrepeso u obesidad ha mostrado disminuir la inflamación en el organismo.
  • Reducción del estrés: Prácticas como la meditación y el yoga pueden reducir la reacción inflamatoria del cuerpo al estrés.
  • Medicamentos antiinflamatorios: En situaciones necesarias, los doctores pueden recetar fármacos para controlar la inflamación, como los inhibidores de citoquinas o corticosteroides.

El estudio de la inflamación crónica es un campo en constante evolución. La comprensión cada vez más profunda de sus mecanismos y efectos permite desarrollar estrategias más efectivas para prevenir y tratar las enfermedades relacionadas con este complejo proceso biológico. Reflexionar sobre nuestras elecciones diarias de salud puede marcar la diferencia en la modulación de la respuesta inflamatoria, mejorando así nuestra calidad de vida y longevidad.