Durante el mes de mayo, la cartera de créditos bancarios registró un crecimiento del 4.5% respecto al mismo período del año anterior, según datos del sistema financiero nacional. El repunte se atribuye principalmente a la recuperación de sectores estratégicos como el comercio, la agricultura y el sector público, que han retomado niveles de actividad con mayor intensidad en comparación con los meses previos.
Este avance en el crédito es interpretado por expertos como una señal positiva de dinamismo económico, aunque aún persisten desafíos estructurales que podrían limitar su sostenibilidad en el mediano plazo. Las cifras muestran que el crédito al sector privado mantiene una trayectoria de expansión moderada, con un comportamiento estable en líneas comerciales, consumo y vivienda, mientras que se observó un repunte destacado en financiamientos dirigidos a la producción agrícola y proyectos públicos.
En cifras nominales, el incremento equivale a un alza de más de 1,900 millones de dólares en relación a mayo de 2024. Este aumento se debe en parte a una creciente demanda de financiamiento por parte de empresas comerciales que buscan capital de trabajo y liquidez para sostener sus operaciones en un contexto de recuperación post-inflacionario. El comercio al por mayor y al por menor presentó uno de los crecimientos interanuales más significativos, con una variación cercana al 7%, motivado por la necesidad de reabastecer inventarios y mejorar los flujos de efectivo.
En el ámbito agrícola, el incremento de los préstamos se relacionó con la preparación de terrenos, adquisición de insumos y ampliación de cultivos para el periodo de alta demanda. Las entidades financieras han informado de un progreso en los índices de pago de este sector, lo cual ha permitido un acceso más fácil a nuevos créditos. Asimismo, han aumentado las líneas especiales fomentadas por la banca de desarrollo, destinadas a productores pequeños y medianos.
Por su parte, el sector público fue otro actor clave en el impulso al crédito, con un crecimiento que superó el 10% en comparación anual. Las operaciones estuvieron enfocadas principalmente en infraestructura, adquisición de equipos y mejoras administrativas. Este comportamiento sugiere un mayor nivel de ejecución presupuestaria en instituciones del Estado, que ha dinamizado la contratación de servicios y la compra de bienes.
En relación con el crédito al consumo, la tendencia sigue siendo de crecimiento estable. Las instituciones financieras han ralentizado la aprobación de créditos personales y tarjetas de crédito, enfocándose en clientes de bajo riesgo debido a las condiciones aún inciertas del mercado laboral. Sin embargo, se ha observado una ligera mejoría en los financiamientos para la compra de automóviles y productos duraderos.
El financiamiento hipotecario, por su parte, continuó con una senda positiva. La banca ha mostrado disposición a mantener las condiciones favorables para la compra de vivienda, especialmente en segmentos de interés preferencial, donde los programas gubernamentales continúan funcionando como un soporte importante para el acceso a la vivienda propia.
En conjunto, la expansión del crédito refleja una mejora en la confianza empresarial y una mayor disposición por parte de los bancos a asumir riesgo, aunque dentro de márgenes controlados. Las tasas de morosidad se han mantenido estables y dentro de los rangos históricamente manejables, lo que ha permitido preservar la calidad de los activos bancarios.
A pesar del crecimiento observado, especialistas señalan que todavía es necesario consolidar una recuperación más amplia, que se extienda a sectores rezagados como la construcción y la industria manufacturera. Asimismo, advierten que factores como la inflación, la volatilidad internacional y las tasas de interés globales podrían afectar la evolución del crédito en los próximos meses.
El sistema bancario continúa desempeñando un rol esencial en la reactivación económica, pero deberá mantener una política prudente ante posibles escenarios adversos. Por lo pronto, el comportamiento de mayo marca un hito positivo, que podría anticipar una segunda mitad del año con mayor dinamismo si las condiciones macroeconómicas se mantienen estables y la inversión pública logra sostener su ritmo actual.