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Corea del Sur enfrenta una grave crisis política mientras Yoon Suk Yeol encara juicio político y posible arresto

Corea del Sur enfrenta una grave crisis política mientras Yoon Suk Yeol encara juicio político y posible arresto

Corea del Sur está al borde de una crisis institucional sin precedentes mientras el derrocado ex presidente Yoon Suk-yeol enfrenta un juicio político y una orden de arresto por cargos de sedición y abuso de poder. Desde su residencia fortificada en Seúl, Yun permanece protegido por su equipo de seguridad presidencial y cientos de partidarios mientras aumentan las tensiones políticas y sociales en todo el país.

En diciembre pasado, Yun declaró brevemente la ley marcial, lo que provocó una ola de indignación pública y marcó el comienzo de su caída política. La Asamblea Nacional votó a favor de despedirlo después de que incluso miembros de su propio partido gobernante lo abandonaran. El Tribunal Constitucional de Corea del Sur tiene ahora la tarea de decidir si confirma ese despido o lo reincorpora.

«Lucharé hasta el final», dijo Yun en un mensaje transmitido por su abogado, insistiendo en que la declaración de la ley marcial era legal y que los intentos de arrestarlo eran «ilegales e inválidos».

Alegando preocupaciones de seguridad, Yun indicó que no tenía previsto asistir a la primera audiencia formal del juicio político, prevista para este martes. Esa decisión generó críticas tanto de sus opositores políticos como de los investigadores que quieren ejecutar la orden de arresto en su contra.

El conflicto en torno a su residencia fortificada

Desde que fue despojado de sus poderes presidenciales, Yoon se ha refugiado en su residencia de Seúl, donde su Equipo de Seguridad Presidencial (PSS) ha intensificado las medidas de seguridad con alambre de púas, vehículos bloqueando las entradas y un «muro humano» formado por miembros de las fuerzas de seguridad. y simpatizantes.

El último intento de arrestarlo se produjo a principios de enero, cuando investigadores anticorrupción intentaron ingresar a la residencia, lo que provocó un enfrentamiento de horas entre las fuerzas de seguridad y los agentes encargados de ejecutar la orden. La operación fue cancelada por temor a la seguridad de los involucrados, pero la orden de arresto sigue vigente y se espera otro intento en los próximos días.

«Es prácticamente imposible ejecutar una orden judicial en la residencia de Yoon mientras el equipo de seguridad continúa protegiéndolo», dijo la Oficina de Investigación de Corrupción para Altos Funcionarios (CIO).

El CIO ha solicitado la cooperación del Departamento de Defensa y del equipo de seguridad del presidente para garantizar que los soldados estacionados en la residencia no impidan los esfuerzos para arrestar a Yun. Advirtió además que cualquier interferencia podría dar lugar a sanciones penales.

Las acusaciones contra Yoon y las investigaciones en curso

Yoon enfrenta múltiples investigaciones penales, incluida una por sedición, un delito que puede conllevar cadena perpetua o incluso la pena de muerte en Corea del Sur. Aunque destituido de su cargo, Yun conserva inmunidad presidencial frente a la mayoría de los cargos, excepto aquellos relacionados con traición o sedición.

Además de los cargos contra Yun, las investigaciones también se extendieron a figuras clave involucradas en la declaración de la ley marcial, incluidos comandantes militares y el ministro de Defensa. Sin embargo, Yoon se negó a cooperar con las citaciones emitidas por los fiscales, lo que intensificó el conflicto entre las autoridades y su equipo de defensa.

El papel decisivo del Tribunal Constitucional

El futuro político de Yun depende ahora del Tribunal Constitucional, que debe decidir si confirma la votación de destitución celebrada por la Asamblea Nacional o restituye al ex presidente. El tribunal tiene programadas cinco audiencias orales, que se extenderán hasta el 4 de febrero. Si Yoon no se presenta a la primera audiencia prevista para este martes, el juicio continuará sin él presente.

El tribunal tiene hasta 180 días para pronunciarse, pero ha prometido dar prioridad al caso debido a su importancia para la estabilidad política del país. Sin embargo, el proceso enfrenta un obstáculo adicional: el tribunal de nueve miembros tiene actualmente sólo ocho jueces debido a las vacantes, lo que podría complicar la toma de decisiones. Según la Constitución de Corea del Sur, al menos seis jueces deben aprobar el despido para que sea válido.

Si el tribunal confirma el juicio político, Yoon se convertiría en el presidente con menos tiempo en el cargo en la historia democrática de Corea del Sur y el país tendría que celebrar elecciones presidenciales en un plazo de 60 días.

Protestas y divisiones en la sociedad coreana

El caso de Yoon ha polarizado a la sociedad surcoreana, con manifestantes tanto a favor como en contra del expresidente saliendo a las calles a pesar de las gélidas temperaturas invernales. Sus partidarios, en su mayoría conservadores, han rodeado su residencia, mientras que sus oponentes exigen su arresto inmediato y su rendición de cuentas por los abusos de poder cometidos durante su mandato.

Las tensiones también aumentaron en la esfera política. La destitución de Yoon provocó la salida del primer ministro Han Dak-soo, quien también fue destituido de su cargo por el parlamento. El ministro de Finanzas, Choi Sang-mok, actúa actualmente como presidente interino mientras el país espera la decisión del Tribunal Constitucional.

Un futuro incierto para Yun y la estabilidad de Corea del Sur

La crisis política en Corea del Sur puso en jaque no sólo el futuro de Yoon Suk Yeol, sino también la estabilidad institucional del país. A medida que avanzan el proceso de impeachment y las investigaciones penales, el resultado sigue siendo incierto, con múltiples factores legales, políticos y sociales en juego.

El caso de Yun subraya las complejidades de tratar con líderes en ejercicio acusados ​​de delitos graves y resalta las tensiones inherentes a un sistema democrático que busca equilibrar la justicia con la estabilidad política. Mientras el Tribunal Constitucional se prepara para deliberar, Corea del Sur enfrenta la posibilidad de un cambio significativo en su liderazgo y un nuevo capítulo en su historia democrática.